sábado, 30 de junio de 2012

Estado de contemplación.

Quizá me quedé asomada a la ventana durante demasiado tiempo, el suficiente para no distinguir entre el otoño del interior y la primavera que pintaba esa luz proviniente de algún paraje lejano.
Quizá no supe que esa fascinación se convertiría en mi dependencia, y ahora temo al cambio; siento por mi misma no poder diferir entre lo que es y lo que apariencia siempre ha sido y será.
Más no soy capaz de ser lo que siempre evite ser, y no soporto intentar ser apariencia y fachada; quiero comprender por qué no fui previsora, por qué seguí la estela luminosa y falsa hacia ese Edén inexistente y atemporal.
Fuera de mis capacidades estaba tener lo que estaba hecho para cualquier otra persona en cualquier momento que no fuese el mio, pero aún más fuera de mis fuerzas estaba poder asimilar que fui corriendo tras algo que siempre intentaba escapar a mi encuentro.
Cerrando los ojos, asomada a la ventana de esa habitación, empañando los cristales, soportando en silencio la tormenta interna ... Sintiendo las cálidas y saladas gotas del alma intentando contrarrestar el frio que eriza la piel, dejándome ir, ya si opción, hacia los brazos de Morfeo, hacia la tranquilidad de la inconsciencia.

miércoles, 27 de junio de 2012

La importancia de tu ser.

Tu sola existencia se ha convertido en el sostenimiento de mi vida, en el sustento de mis ánimos.
No importa cuántas veces lo diga, o cuántas veces lo haya dicho ya: mi corazón no se cansa de decirmelo, mis ojos no dejan de cerrarse para ver tu imagen entre lo oscuro de mi soledad. No me importa parecer aburrida, quiza repetitiva, incluso molesta en muchas ocasiones, si lo siento lo digo y lo diré.
Lo más importante para mi es poder tener esa claridad siempre, el poder saber que te extraño, y eso no es más que consecuencia de lo mucho que te necesito.
Me desespero y me agobio, me domina el mal humor y el desanimo, pero escuchar tu sonrisa es el detonante de mis malestares, la transformación de los malos momentos, el paso a la tranquilidad.
Ya han pasado nueve meses desde esa madrugada en la que quería aferrarme a tu abrazo, congelar el tiempo y mandar todo al infierno; nueve meses desde que tuve que comenzar a hacer frente al hecho de no verte ni sentirte. Pero aunque los días han pasado, las estaciones se han sucedido con su normalidad, y por muchas cosas que han acontecido, mis deseos de volver a tus brazos no han hecho más que aumentar a cada segundo que deseo estar contigo. Y lo admito, intento soñar y forzar en la vigilia a mi mente para evocarte, porque quiero sentirte cerca de nuevo, porque deseo con todas mis fuerzas dar un giro a esta espera; admito que muchas veces no he podido más y he roto en llanto en soledad, rompo cosas para canalizar esa impotencia de necesitarte tanto y no tenerte.
Nueve meses ya sin ti, pero sintiendo con unas fuerzas aún mayores que eres lo que más necesito en mi vida, con la certeza de que todo lo que siento no cambiará por nada en este mundo.

sábado, 16 de junio de 2012

Esperas.

He perdido la cuenta de los vistazos indiscretos, los minutos en que he decidido hacer caso omiso a su existencia. He pretendido dejarlo "olvidado" en mi habitación.
Las fuerzas de voluntad me fallan y vuelvo a buscarlo, vuelvo a verlo una cantidad innumerable de veces, reviso si está en condiciones de emitir sonido o aviso alguno.
Lo veo, lo lanzo a su suerte sobre la primera superficie disponible, me desespero y lo dejo fuera de mi alcance una y otra, y otra vez; y siempre consigue volver a mis manos, ser el centro de atención de mis ojos.
Y, tal como lo vi al despertar, tal como lo he visto durante todo este largo día, y como se mantendrá por lo que resta de la noche, no me avisará ninguna novedad. Ninguna noticia y, entonces, cerraré mis ojos y aguardaré hasta un nuevo amanecer, siempre con la esperanza de no sentir nostalgia, y de encontrar en él al menos un mensaje que desboque una sonrisa nueva en un rostro ansioso.

jueves, 7 de junio de 2012

Cerrar los ojos.

Cerrar los ojos y no poder más que ver su rostro,recordar el brillo en su mirada y cómo lograba hipnotizarme.
Cerrar los ojos y trasladarme a esos momentos,
esas noches en que el deseo quemaba, noches que fuimos uno.
Sentir casi fielmente el tacto mientras recordamos,
desear tener de cerca tus susurros a mi oído, tus manos en mi piel.
El sabor de tus labios se mantiene aún latente en los mios,
tus risas resuenan en mis momentos más difíciles.
Evoco tu imagen, tus detalles, rememoro,
y me repito un sin fin de veces: le amo.
Cerrar los ojos sin necesidad de la llegada del sueño,
mantenerme en estado de vigilia, y en ambos, con su fiel imagen como protagonista único.
Cerrar los ojos, encontrarnos en los ideales,
amarle con la misma intensidad, aún con la distancia, porque nunca habrá distancia suficiente que ahogue mis sentimientos.
Abrir mis ojos, volver a cerrarlos, y regresar a mi realidad,
y la única certeza que defiendo: le amo.

miércoles, 6 de junio de 2012

Palabras.

Se esconden en medio de cientos de páginas de tono antiguo.
Cada noche, con la inspiración fluyendo en medio de un mar de pensamientos, quedan grabadas con tinta entre unas líneas doradas.
Las palabras que su ser mi inspiran, los recuerdos de los momentos vividos, los sublimes deseos, todos encerrados ahí. Un libro con una carátula somera, sencilla, engañoso a la vista de todos, que guarda cada pensamiento, cada sentir y desear.
Cada noche, al abrigo de la nostalgia y el extrañar, tengo una cita con mi conciencia: llega el momento de decirme unas cuantas realidades, aunque mis esfuerzos por mostrar una apariencia serena durante el día funcionen, en ese momento soy en esencia, con todas mis vicisitudes, también lo bueno.
Y nada en absoluto como él, mi refugio cuando ataca el desánimo o la alegría, como mejor testigo de lo que hay realmente en mi.
Seguirán ahí, a mi sola disposición, pensamientos mios, su valor es incalculable entre ocaso y alba, releerlos para dejarme recapacitar, madurar y mejorar, para enmendar errores.
Hoy, mañana y cada noche, como siempre, me permitiré perderme en el basto mundo de mi ser, y me dejaré ser testigo de lo que mi alma, mi razón y mi mente tienen que decir.
Cada día se sostenta gracias a las experiencias vividas, y cada experiencia se mantiene y resguarda en mis convicciones con el deseo de materializarse en esas líneas que tanto me ayudan a ser yo misma.
Palabras, tan sólo palabras, pero que son mi esencia, parte de mí.