lunes, 30 de enero de 2012

Autodeterminación

Me encuentro con que te es fácil reprobar mis acciones, juzgar mis deseos y mis esperanzas. Malgastas tu tiempo y palabras diciéndome -"es inútil aferrarte tanto a un sueño, a una ilusión que se desvanece cual espejismo"-
Sé de primera mano lo que quiero, conozco mejor que nadie mi reinante imperfección y vivo a gusto con ello.
No contemplo arrepentirme de las cosas que se salieron del convencionalismo de aquellos que pretendían dirigir mi vida, jamas cambiaría aquellas acciones que hoy me llevaron a estar en donde estoy.
No soy la mejor persona del mundo, porque nadie nace con todas las facultades imaginables adjuntadas a si tras el amanecer de la vida. Pero tampoco es mi intención ser la mejor para todo el mundo, pretendo ser la mejor para el mundo de una persona, los demás son solo un complemento de mi realidad, importantes, pero no imprescindibles.
Quiero mantener esa sinceridad conmigo misma, aborrezco la idea de supeditarme al buen actuar que la sociedad quiere imponer a todos los hijos del mundo. No me imagino de otra forma, no quiero ser otra; salvaguardar esta pasión por vivir y sentir todo cuanto hoy tengo es lo mejor que hago.
Amo no reprimir mis sentimientos, ser clara y franca respecto a mis alegrías y descontentos, poder decir te amo libremente a la persona que se lo merece, poder decir "te echo de menos" y sentir un estremecer en mi corazón ante la veracidad de las palabras enunciadas.
Es imposible erradicar sentimientos y convicciones cuando se encuentran tan bien enraizadas. De mi parte, mantendré esta ferviente autodeterminación hasta el fin de mis días, frente a quien sea, me encanta ser como soy, poco convencional, imperfecta hasta los últimos recovecos de mi ser, entregada cuando siento que merece la pena. 
En muchas ocasiones tanta firmeza y predilección por la autenticidad propia, junto a dosis de entrega enormes, trae como consecuencia momentos de dolor más agudos en comparación a lo usual; pero qué es de aquel que no arriesga; confío en vivir intensamente un día con el dolor o alegría correlativos, más que vivir cien de forma mediocre y autorizada por otro y no por mi misma.
Los días se esfuman con el ocaso y nuestras vidas con ello; instar a dar el todo por el todo cada día que tenemos frente a nosotros, no es más que transmitir una invitación a ser felices a nuestra manera.

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