sábado, 28 de enero de 2012

Destinos


Tú, reina de la falsa moral, estandarte de mentiras e intenciones ocultas, atormentas mis noches, enrareces mis dias, eres motivo unico, exclusivo y suficiente para hacerme caer desde las mas altas cimas, devuelves las ilusiones al cajon del quizas.
Tu, cúspide de las apariencias, dos caras te conforman, dos lados que ocultas cual luna al sol durante un eclipse, dos personalidades, por qué no me dejaste ver antes ese lado oscuro, ese lado gris y falso, por qué fuiste tan conviencente y pretendiste ser un apoyo moral, una mano tendida entre los escombros, por qué si no querias mas que hundirme en el fango de la miseria y la humillación, por qué si no querias mas que mantenerme al margen.
Inmiscuirte en mi vida intentaste, aprovecharte de una condición no merecida para marginarme del camino, para apartarme del sendero que conduce al tesoro de musas y dioses del Olimpo, tesoro que hoy se encuentra en disputa, que cada vez se convierte en algo mas inaccesible para una simple mortal que carece de la sabiduria y la fortaleza de la celta Brighid.
Meletea, ilumina mi mente y aclara mis dias, alejale de mi lado, cuida de esas honestas intenciones que siempre encomiendo en mi fuero interno del mismo modo que Atenea a sus guerreros.
Insta al destino a ser justo y auténtico, a que  aparte del sendero  las dudas, el miedo, la angustia y el desconsuelo, amigas intimas conformadoras de un solo cuerpo, cuerpo solo; me refiero a ti futuro incierto, instador de la renuncia, protector de los dias lóbregos e indecisos, propietario de mentiras y dudas, puro desconcierto en esencia.  
Tú, reina de lo injusto, apartate de mi camino.

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