sábado, 28 de enero de 2012

En medio de un paraiso mortuorio



Dime en donde se encuentra la razon de todo, explica el por que cada dia esto se transforma en algo cada vez mas difuso, por que hay un infinito de penas que ya no se toman la molestia de camuflarse y se dejan dislumbrar con una mayor claridad a cada paso que avanzamos por este sendero ya nada estival.
Esta ilusion utopica me es semejante a una inmunda farsa, un espejismo, nada mas que simulacion, nada real.
Mi mundo se torna cada vez mas gris y frio, avanzan desafiantes y sin miedo las sombras, sombras que se alian con la penumbra y se entremezclan con lo lobrego, dejando tan solo un suspiro como muestra de calor.
Se agota la energia vital y la presencia de oxigeno se convierte en un absurdo en medio de tal paraiso mortuorio; el humo y las vanidades rellenan las esquinas, inundan esa alma y a ese corazon generoso en tanto un ser casi incorpóreo cae poco a poco entre las sombras, ser cuyo unico atisbo de vida conservado se conforma de dolido sentir y de salada melancolia, de sentimientos estigmatizantes y el recuerdo de un paraiso inexistente ya.
Aun me es imposible comprender el por que el azul se torna gris tormenta, los deseos en ilusiones enterradas,la alegría en llanto, el beso en suspiro que se desvanece en medio de los alisios que avisan que el gelido Enero esta varado en una esquina cercana.
El frio es cada vez mayor, ese organo esta sintiendo como el esfuerzo hace estragos en su resistencia, y a pesar de ello, renuncia a desistir, anhela con fuerza dislumbrar la esperanza de la recompensa, o, al menos, del reconocimiento, implora por sentir calor, por sentir sublimes deseos, por sentir sutiles rayos calidos.
Las cuencas opacas, casi apagadas por una nube salada y humeda, claman por ver mas alla del desanimo y la poca fe, por encontrar el refugio en el que se esconde el afamado deseo, deseo que devolveria la vitalidad a ese universo vacio, oscuro, frío e inacabable.
El grito ahogado se consume, la humedad de los sentimientos se desvanece mientras un ultimo aliento se esfuerza por sentir la presencia de ese deseo aun entre las sombras.
Y aunque todo cuanto ve, siente, toca, palpa, respira y huele le parece triste e inhumano, su inconsciente le exige seguir, su parte irracional le anima a no declinar, le dice que no escatime en esfuerzos, que ese mundo se desvanecera, tarde o temprano, sea en esta realidad, o en cualquier otra.

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